domingo, 22 de junio de 2008

LAS CHICAS DEL RÍO SIMPSON

Ellas lo saben. Son, cómo no, “LAS CHICAS DEL RÍO SIMPSON”. Todos al referirnos a alguna de ellas decíamos Rosa de Madrid, Rosa de Barcelona. Creo que en alguna ocasión hasta dijimos Rosa B y Rosa M, como si ninguna de ellas tuviera apellido. El caso es que Rosa M es Rosa Fernández y Rosa B es Rosa Valenti. Qué fácil, y sin embargo durante el viaje fueron referencias geográficas alternándose en la extensión patagónica.
Pero para mí fueron bastante más. Ahora que regreso a las anotaciones del viaje comprendo porque sigue perdurando nuestro contacto, es eso que decimos con frecuencia de hubo química. Mi primera conversación fue con Rosa F mientras recorríamos el parque de “Los Arrayanes “, un paraje maravilloso de 1793 hectáreas ubicado en la Península de Quetrihue, en el lago Nahuel Huapi. Rodeados de estos impresionantes árboles de flores blancas, donde habita el Picaflor rubí, de pico largo que se alimenta del néctar de las flores y las poliniza, iniciamos una especie de conversación de presentación. Era nuestro tercer día de viaje desde la salida de Madrid y creo que la primera conversación personal del viaje. Recuerdo que hablamos de ecología y cooperativismo, ambos,por distintas razones formábamos parte de una cooperativa. Ni siquiera las pequeñas pendientes que encontramos en el camino de vuelta interrumpieron nuestro intercambio de pareceres.. Luego habría más, en las caminatas, en el autobús, en las cenas. A ellas les debemos , junto a Emma, la celebración del día de navidad en Calafate. Alojados en sus maletas habían viajado hasta allí sobres de jamón, lomo y no sé cuantas cosas más que nos sirvieron para improvisar una entrañable fiesta y deliciosa degustación. Y gracias a ellas hubiéramos hecho lo mismo en noche vieja si en la frontera de Chile de "Cerro Castillo" un milico malcarado no hubiera confiscado semejante delicatesen. Ahora nos podemos reír,pero en aquellos instantes en que nos estaban registrando los equipajes todos estábamos preocupados porque las “Chicas del Río Simpson" no habían declarado nada y en Chile está terminantemente prohibido la entrada de productos frescos. En cualquier caso estaban envasados al vacío y no había problema alguno. Fueron ganas de joder y de paso llevarse para casa unos productos que ni soñados para ellos.
Es verdad que entre nosotros había crecido una buena complicidad y hubo un encuentro mágico, el amor a la poesía,y al coger hoy los libros que viajaron , el tacto de sus hojas me devuelve por momentos a la R40 y a aquellos giros de cuello para envidiar los sueños profundos en los que se sumía Rosa V vacunada contra el ripio. Y de la mano de esta complicidad llegamos a Buenos Aires y paseamos por la calle Corrientes y la calle San Martín y fuimos a parar al restaurante Dora, mucha amabilidad pero no nos lucimos con el bife.
Del día siguiente guardo un profundo recuerdo, era mi cumpleaños y compartimos mesa en Puerto Madero, las Rosas, Emma y yo. Faltó la tarta pero hubo regalos y todo. Siempre recordaré ese maravilloso día que me regalaron .Luego mis piernas me acercaron nuevamente a la Boca y a San Telmo para acabar en una noche mágica en la milonga. ¿Qué quedó del viaje?. Una buena amistad, ternura a raudales y esa conversación telefónica con cierta regularidad para sentirnos cerca, hasta un día de estos en que nos volvamos a encontrar.

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