martes, 21 de septiembre de 2010

SE NOS FUE LABORDETA

UN DÍA LA MEMORIA

A mi hermana Carmen

Fue terrible descubrir
que algo sin forma roía su memoria,
y un sufrimiento helado asomaba en sus ojos,
-qué va a ser de mi- recuerdo
hoy sin consuelo,
una y otra vez saliendo de su boca,
como si el miedo más atroz hubiera derribado
a la mujer que nunca tuvo miedo.
Apareció de golpe, o lo vimos venir
e ignoramos la presencia
cada vez más absoluta del silencio,
dando nombres vulgares y disculpas
a sus despistes cada vez más comunes,
algo roía sin escrúpulos
la cabeza más lúcida en mi vida.
Tuvimos miedo, pánico
y una sombra gris nos derribó,
salimos con torpeza por una grieta de luz
hacia la noche y allí permanecimos
cómplices del dolor y del silencio.
Una, la mejor de nosotros,
tuvo la entereza de llevarle abrazos cada día,
de acariciar su rostro de mirada ausente,
de hablarle al oído de los demás y
aunque todo era hueco en su memoria
no dejó de batirse en el desierto
y sembrar alegría en esa arena infértil.
Dejaron de pasar las estaciones,
los cumpleaños y fiestas de guardar,
la vida se nos había escapado entre sus manos
y un falso corazón latía sin alma,
¿Dónde estaba mi madre?
¿Quién le robó el derecho
a envejecer con gloria?
El día que se fue
sentí una tristeza tan profunda
que no cabía dolor donde esconderse,
por fin la vida le ofrecía descanso
y era digna de llamarse Lucía.

jueves, 16 de septiembre de 2010

LAS LUCES DE ESTAMBUL

Qué me quedé enamorado de Estambul ya ha dejado de ser noticia. Pero mi amor se extiende a la noche cuando la ciudad se puebla de luces y de sombras. Una noche descubrí que mi cámara recogía sus luces de una forma muy particular, casi mágica. Era sin duda una fantasía , detrás se escondía el Cuerno de oro, la torre Gálata y su puente, las mezquitas, los barcos .La noche en Estambul convierte la luz en sueño, cuando te adentras por sus calles y dejas que las horas pasen. Hay calles solitarias donde tus pasos resuenan en tu cabeza acompañando a los viejos a los viejos nombres: Bizancio, Constantinopla, Istambul. Palabras que la boca se quedan como notas musicales de un mundo extinto, pero cuyas reminiscencias son capaces de ensoñaciones mientras paseas. La noche de Estambul también se llena de jolgorio en los cafés, de música en callejones estrechos compartiendo mesa con las Narguiles. Es la alegría del verano recorriendo los rincones, como sus luces, empeñadas en pestañear cada vez que miro la ciudad a través de mi cámara.




jueves, 2 de septiembre de 2010

ESTAMBUL

Cientos de alminares penetran el cielo
cada vez que el muecín convoca a oración,
y su canto se expande en armonía
por el universo compartido
de crédulos e incrédulos.
Yo, qué soy más bien incrédulo
no dejo de sobrecogerme por su canto
imaginando los millones de fieles que elevan su mirada
mientras la mía navega por el Cuerno de oro
camino de Eminou. Avanza el barco
y con él me llegan nuevos registros, mientras el sol
va camino de esconderse tras la cúpula
de la hermosa mezquita de Süleimaniye
y un cielo morado parece adormecerse sobre
las numerosas casas del barrio de Karsicapi
a cuya espalda un agitado mar de Mármara
nos regala un viento refrescante en la noche.
Y esa misma luz, la luz de todas las luces
nos invita a quedar detenidos sobre la
belleza esbelta de la Torre Gálata, subida a la loma
para continuar con su oficio de ojo, atenta
al continuo trasiego de barcos
en ese vértice, donde todo lo que se puede ver
se queda atrapado en su retina de piedra.
Cae la noche sobre Estambul, y es entonces
cuando el puente Gálata se viste de fiesta,y
bajo las vías del tranvía, brazos salidos de todas partes
te acechan para ofrecerte su mejor pescado.
Los pescadores,ya poco numerosos se resisten a
abandonar las siempre repletas barandillas del puente
donde las aguas del Bósforo penetran en el Cuerno de oro
en la última llamada a la oración: el Yatsl.