sábado, 21 de junio de 2008

PAPA GRACIAS POR ENSEÑARNOS.CLASE PRÁCTICA DE CIUDADANÍA

¿Una casualidad? Probablemente, aunque las casualidades se vuelven cada vez más predecibles en los temas de civismo.
Lucía un sol estupendo para sentarse en la terraza a leer el periódico. En aquel instante no me llamó demasiado la atención que una persona aporreara el recipiente de monedas de la cabina de telefónica. Supongo que esas cosas pasan, se traga las monedas, se corta la comunicación, no da las vueltas y una subida de indignación te invita a la creencia ingenua, de que unos golpes, harán que la máquina, te devuelva lo robado. Yo me recuerdo también en semejante desesperación. Por eso nadie levantó la cabeza, todos seguimos con nuestros ojos tras los rastros de la noticia, el enfado estaba justificado y es más, hubiéramos comprendido algún que otro improperio, pues por lo bajo seguro que todos nos acordamos de la madre de telefónica para suerte de ella.
Iniciaba la lectura de una columna prometedora, “Poesía y pensamiento”, cuando el ciudadano de la cabina rodeado de sus hijos de unos 7 u 8 años buscaban en los alrededores una piedra. Al poco se acercaron los niños con su tesoro en las manos y se lo ofrecieron triunfantes al padre quien al verlas apostillo que “eran una mierda de piedras” y salió en busca de una más grande. Mientras los aprendices a justicieros seguían golpeando la cabina, imitando, en su lección, la persistencia ante semejante fraude. Al poco regresó el padre insatisfecho ya que “en esta plaza no hay ni piedras, mientras el más avezado de los hijos, el más pequeño trataba de explicar a su padre que podía meter un palo por la rendija de la bandeja y así abrir la tapa. Papi, así, ¿lo entiendes? Pero ese método más refinado y científico no convenció al padre, que armado con la piedra , golpeaba con contundencia en el receptáculo de las monedas.
Un poco alarmados por los golpes olvidamos por unos momentos los periódicos para fijar nuestra atención en la cabina. El padre, dándose cuenta, nos tranquilizó. “No, no crean que es por el euro, es que me jode que me roben estos cabrones”
Ninguno dijimos nada, quizás pensábamos “y a nosotros que nos cuentas, sólo queremos leer tranquilos”. El caso es que no sé si en su tono buscaba nuestra compresión y solidaridad. A lo mejor debíamos haber ido todos a buscar piedras “de las de verdad”. Unas semejantes a los adoquines de granito y luego en una comunión colaborativa acabar con la cabina, al fin y al cabo son como pequeños anacronismos de una sociedad wifi. Luego, orgullosos de nuestro triunfo, y suponiendo que la caja de las monedas quedara a nuestro servicio nos tomaríamos unas rondas rememorando la gesta, los golpes y los ritmos.
Pero nada de esto ocurrió. Después de un buen rato de ejercitarse piedra en mano, hubo de abandonar escoltado por sus hijos. El pequeño, dándole golpes en la espalda le animaba , “no te preocupes papa luego volvemos con un martillo, ya verás cómo se abre”. Supongo que estas palabras reconfortaron al padre, pues su enseñanza había provocado un aprendizaje eficaz. No sólo tenía carácter sino que apuntaba ideas, dos requisitos para convertirse en lider.

No hay comentarios: