lunes, 24 de agosto de 2009

DESDE LONDRES

Ha tenido que ser hoy, en ruta hacia casa cuando puedo conectarme a un ordenador y decir, al menos, que estoy bien, que el viaje estuvo de maravilla, que todas las imágenes y emociones se amontonan como en el cesto de la ropa de la plancha y que tiempo habrá de irlas degustando.
Empezar por lo último resulta más cómodo ,hoy que estoy en ruta y desde el aeropuerto de Londres puedo disponer de una conexión excelente, algo que ha sido casi imposible durante el viaje , pues sólo en Leh existia esa posibilidad pero la red se caía continuamente. Así que ha tenido que ser hoy, el dia que regreso cuando puedo echar mano de un teclado ( inglés y puñetero) y, comenzando por el final, contar que ayer fue un diía de esos que se quedan fundidos en la memoria formando parte del tejido de las neuronas. Un día que comenzó muy temprano, a eso de las 6 de la mañana en el aeropuerto de Leh camino de Delhi. El vuelo se retraso dos horas pero no faltaba humor para afrontar las últimas horas de esta aventura tibetana . Desde las ventanillas del avion fueron apareciendo ante nuestros ojos territorios conocidos como las cordilleras de Zanscar y de Ladakh, los rios Indo y Zanscar y a lo lejos las altas montanas de Nepal, tanto los Anapurna como el Everest. Delhi nos sorprende con un calor sofocante. La humedad casi te deja respirar y el sudor se abre paso por cada poro pero eso no impide que después de una ducha en el hotel retomemos las calles con todo su sabor. Hoy al contrario que el primer dia el grupo se divide y el nuestro se acerca hasta la Puerta de la India, un monumento dedicado a todos los muertois de las guerras indias y cuya construcción finalizó en el 1931.Está situado en el centro de un parque delicioso. Las familias inundan el césped y los niños toman el baño en un estanque cercano en el que Raul está empeñado en hacernos subir a una barca. Nosotros nos hacemos un hueco a la sombra para descansar de la andada que nos hemos dado, y es que el mapa carece de escala y lo que parece cerca esta a una distancia considerable. Después de hacernos una foto, también conmemorativa,bebemos agua fresca, comemos patatas y compartimos con ellos la tarde de domingo y esa en la que lucen sus mejores galas, donde destacan los alegres y vivos colores de los saris. Nos sentimos contentos porque no se ve ni un guiri , lo que nos hace vivirlo con mayor autenticidad. Después de un par de horas nos dirigimos al Templo de Akshardham, que se encuentra a unos ocho km de donde estamos. Asi que salimos a la avenida Purana Qila y nos subimos a dos rickshaw, toda una aventura trepidante de conduccion que hace que te suba la adrenalina por la velocidad que alcanza y la fragilidad del vehiculo. Al llegar al templo descubrimos centenaries de personas. Esta atardeciedo y la luz y la contaminacion atmosferica contribuyen a a hacer más mágico el momento. Las medidas de seguridad son enormes. Aquí tampoco hay guiris. Dejamos todo lo que llevamos en una especie de consigna donde ya te anuncian que no se hacen responsables del contenido de las mochilas, pero el templo merece la pena y ademas acabamos de escuchar que a las ocho hay un espectáculo. Después de varios controles Raul se queda sin entrar porque en un bolsillo tiene una bateria de la camara de fotos.No hay forma de convercerles. No admiten explicaciones y tiene que volver a la consigna a depositarla . Mientras esperamos que se reuna con nosotros asistimos a un desfile de saris espectaculares. Los hindúes se han puesto sus mejores galas para asistir a la ceremonia. Cuando por fin estamos todos, David,Raquel, Raul, Nekane,Eli y yo, penetramos por un paseo ancho y no paramos de exclamar ante tanta belleza. Todas las paredes estan llenas de escultura elefantes o escenas humanas. Compramos las entradas y alcanzamosa una especie de patio con escalones laterales en las que calculo que habría unas 15.000 personas aprox , bucamos un hueco entre tanta gente. Cae la tarde y la iluminación artificial le da otro aspecto aun mas bello y magico. Lo que ocurrio después fue un espectáculo de musica, agua y luz, digno de ser contado en otro post. Pero la intensa emocion de encontrarnos alli formando parte de aquel mundo no lo olvidaremos jamas. Llegamos puntuales a la cena, sin duchar y algo sudados, aunque doy fe del intenso lavado en los lavabos del restaurante.

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